Cuando pensábamos que el Terminator serie 800 (el de aspecto
de Schwarzenegger) era el sumun de la tecnología robótica al servicio de
exterminar humanos, apareció en el film "Terminator 2" otro modelo,
que si bien su aspecto humano no imponía tanto respeto como su predecesor,
pronto descubriríamos que como se suele decir "las apariencias
engañan" ya que el T1000 era una máquina que superaba ampliamente la
letalidad de la serie 800 (ver la reseña de este modelo en este álbum).
El secreto de este nuevo androide exterminador era que
estaba hecho de una nueva tecnología: metal líquido mimético.
Esta tecnología futurista le proporcionaba una invulnerabilidad
cuasi absoluta, ya que entre otras cualidades, poseía la capacidad de
regenerarse rápidamente de los daños sufridos o podía adoptar cualquier forma y
aspecto para ocultarse o suplantar, desde pasar inadvertido adoptando el
aspecto de un suelo de cerámica hasta convertirse en tu propia madre. Otra de las facultades del metal líquido es
que a voluntad del T1000 sus extremidades (al adoptar forma humana) podían
transformarse en letales armas (p.e. punzones), o en útiles herramientas (p.e.
palancas). También podía correr a
velocidades muy superiores a las de los humanos.
Aunque cuasi indestructible, el T1000 podía ser destruido o
detenido eficazmente, sometiéndole a temperaturas extremas que posibilitaran su
fundición (desintegrándolo irreversiblemente) o congelación (dejándolo
inactivo). Si se le sometía a gran
cantidad de impactos de gran calibre o de granadas de fragmentación podía ser
temporalmente incapacitado.
El magnífico y temible T1000, puso contra las cuerdas al T800
que protegía a los Connor y por siempre jamás hizo que miráramos con
desconfianza el mercurio alojado en nuestros termómetros.
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