Nuestros admirados superhéroes se
enfrentan a sus villanos particulares, en solitario unas veces y en
grupo en otras ocasiones. Cuando lo hacen en grupo pueden tener sus
diferencias, pero con independencia de sus poderes acostumbra a
reinar la camaradería y sus esfuerzos por el triunfo del bien sobre
el mal los iguala y equipara en mérito.
Pero cuando cambian el disfraz por el
traje de paisano y vuelven a a sus hogares, vemos, que como no podía
ser de otra manera, entre los superhéroes y mutantes también hay
clases.
Veamos algunos ejemplos; no están
todos los que son, pero será una interesante muestra de la
diversidad de oficios e ingresos entre los superheroes.
Entre los privilegiados,
por todos es conocida fortuna personal de Bruce Wayne (Batman) y como
la utiliza para proveersee todo tipo de gadgets y vehículos. Igualmente gracias a su fortuna (y a su ingenio, por
supuesto) Tony Stark (Ironman) y Adrian Veidt (Ozymandias, de
Watchmen) combaten el mal cada uno a su manera, pero comparten la
peculiaridad de no ocultar su identidad, algo que siendo un
superheroe solo te puedes permitir si eres realmente tan rico como
para aislarte del mundo en tu mansión. Un caso aparte es el profesor
Xavier de los X-Men, dispone de una escuela-mansión para sus
“jóvenes talentos”, y un sin fin de vehículos y aparatos de
tecnología futurista, sospechoso para alguien con capacidad para
leer y manipular las mentes de los demás, incluidos ejecutivos y
agentes de bolsa.
Aunque parece que los
millonarios son más del uno por ciento, una de las profesiones más
exitosas en el mundo del cómic de acción es la de científico, y
esta tras el inevitable accidente de laboratorio
convierte al investigador
en un superheroe o en un supervillano. El Dr. Banner/Hulk, Dr.
Manhatan, Mr. Fantástico (millonario también)y la mitad de los
villanos dilapidan el dinero de contribuyentes y accionistas para
satisfacer su ego o tratar sus traumas u obsesiones. Si pensáramos
que los cómics intentan enviarnos un mensaje sobre la ciencia, sería
que el estudio y la investigación no ayudan a mejorar el mundo, sino
a pegar tortazos sobrehumanos y convertirte en un monstruo.
Una profesión liberal
tampoco es un camino de rosas, es difícil compaginar salvar el mundo
con entregar un dibujo a tiempo como Steve Rogers (Capitán
Ameririca) ser abogado de día y justiciero de noche como Daredevil
(la justicia literalmente ciega) o ser una deidad nórdica que
trabaja de médico en su vida como mortal, como Thor (¿te comprueba
los reflejos con el martillo?).
Otros personajes
emblemáticos de nuestras historietas favoritas viven al margen de la
ley, como por ejemplo Elektra y Punisher, son simplemente sicarios de
una organización como los X-Men o ajenos a los bienes terrenales
como Silver Surfer, Hércules, entidades cósmicas y otros seres
sobrenaturales.
Pero si hay un personaje
cuya situación parece estar de nuevo de actualidad y con el que la
mayoría pueden sentirse identificados es el siempre carismático
Peter Parker, que empieza su andadura como superheroe compaginando su
lucha contra el mal con un trabajo donde es vilmente explotado con
problemas a fin de mes, para pagar sus estudios y sin poder
independizarse.
Valga esto como
introducción a las entradas que de tanto en tanto dedicaremos a la
parte menos conocida de la vida de los superheroes, donde
recopilaremos los éxitos, fracasos y anecdotas de su vida cotidiana.